El secreto de los zapatos de flamenco artesanales

El secreto de los zapatos de flamenco artesanales

Los artistas más consagrados del flamenco, así como los aficionados más acérrimos a practicar este baile, suelen ponerse en manos de los mejores artesanos para taconear sobre un complemento estrella del baile: las botas y los zapatos de flamenco. Y es que cada pieza, personalizada y única, se amolda al pie del bailarín en función de su estilo. 

¿Sabes cómo se confeccionan los zapatos de flamenco artesanales? En este post, damos algunas claves sobre su historia y fabricación

El origen del zapato flamenco

Los primeros zapatos de flamenco, cómo no, se fabricaron en España de forma artesanal. Esta tradición, a día de hoy, no se ha perdido, pues existen multitud de talleres especializados en su elaboración que hacen las delicias de bailaores y amantes del flamenco de todo el mundo. 

La importancia de la personalización

Generalmente, los profesionales del baile encargan a los fabricantes de botas y zapatos de flamenco que se los confeccionen a mano y, por supuesto, a medida. En este sentido, es fundamental elegir a los mejores maestros artesanales, pues el realce del estilo y movimientos de cada artista, la pisada y el sonido dependen de ello.

El bailaor tiene la oportunidad de escoger, además, los colores y materiales que más le gusten (los más comunes son el ante y el cuero), el tipo de tacón (ya sea carrete, cubano o estándar) y demás elementos ornamentales como hebillas, cintas y ribetes.

Así fabrica el zapato de flamenco un maestro

Cada puntada y clavo hacen de los zapatos una pieza irrepetible. Para empezar, se utiliza cartulina, que se coloca en el suelo y a continuación, el pie del artista se posa sobre esta para que el maestro zapatero dibuje su silueta. 

Una vez dibujada, el artesano coge la cinta métrica para medir la silueta y empieza la fabricación. A partir de esta fase, es el bailarín quien elige y personaliza la pieza. Las hormas, por ejemplo, se arreglan en función del ancho de pie de cada persona. 

Una vez escogidos los materiales, el color y el diseño, se trabaja la suela y el tacón, que son los cimientos del zapato. Para fijarlos, se utilizan puntillas. ¿Sabías que cada zapato lleva aproximadamente 200 puntillas?

El toque final lo tienen los elementos que le dan ritmo y sonido al zapato: los tacones y las punteras. Durante este último proceso de elaboración, en la punta de la base se incorporan multitud de clavos que le dan esa percusión tan característica al zapateo. 

Por último, desde Danza y Más recomendamos que, para evitar un desgaste precoz, especialmente cuando los zapatos están elaborados en cuero, se guarden a temperatura ambiente, en un lugar seco y dentro de una bolsa de plástico. ¿Quieres disfrutar de los mejores zapatos de flamenco y demás complementos profesionales para practicar este apasionante baile? ¡Llámanos!

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