Toda bailarina clásica debe saber sostenerse sobre las puntas de sus pies. Esa sensación de gracia y de liviandad que transmiten cuando lo hacen, es en realidad todo un desafío a las leyes de la gravedad, y sería prácticamente imposible sin las puntas de ballet. ¿Cuál fue su origen?, ¿Por qué son parte del vestuario de una bailarina? Te lo contamos.
El origen del baile sobre puntas
A principios del siglo XIX, el baile sobre puntas solo era practicado en breves momentos de las piezas. No fue hasta el Romanticismo cuando comenzó a emplearse de forma continua. Fue en la obra La Sílfide, donde el papel principal era una criatura sobrenatural que debía bailar sobre puntas para recalcar su carácter evanescente. Marie Taglioni fue la bailarina protagonista.
Las zapatillas que Marie empleó no tenían refuerzos en los dedos, fueron solo un ligero revestimiento para sus pies desnudos. Actualmente, las zapatillas han sido perfeccionadas y reforzadas con diferentes materiales en la punta de los dedos, para beneficio de la bailarina y para mantener mejor el equilibrio.
¿Por qué son las mujeres las que utilizan puntas de ballet?
Durante el período del ballet romántico sólo las bailarinas personificaban seres espirituales y aquel atributo de extrema liviandad les pertenecía de una manera excluyente. Sin embargo, crecientemente, muchos varones las usan para su clase de práctica diaria.
Con las puntas de ballet la bailarina parece que volara, o mejor dicho que flotara por el escenario. En cambio, los hombres destacan por los grandes saltos, la multiplicidad de sus giros, y la virilidad.
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